Antes de la llegada de FONATUR por estos rumbos para llevar a cabo el desarrollo de IXTAPA (1974), los lugareños conocíamos algunas de las playas de esa zona y donde se encuentran dos, a las cuales hoy me referiré, cuyos nombre son PLAYA QUIETA y PLAYA DON RODRIGO, a la primera se le identificaba como LA GEDIONDA y la segunda no tenía nombre que la identificara.
LA GEDIONDA
Era el nombre con el que se identificaba a una playa de una extensión aproximada de 650 metros, de arenas suaves, oleaje manso, aguas cristalinas y con una vista esplendorosa a la Isla Grande o de Ixtapa, playa que los urbanistas de FONATUR bautizaron con el nombre de PLAYA QUIETA y aledaño a la cual se construyó el HOTEL CLUB MEDITERRANEE.
Ustedes se preguntarán ¿por qué, siendo una playa tan bonita, tenía ese nombre tan poco agradable al olfato? En respuesta he encontrado tres posibles razones:
1.- Que allá por los años veinte del siglo pasado, cuando la playa no tenía nombre, varó en ella un ballenato y ahí murió, al entrar en descomposición y permanecer en la superficie de la playa, se desprendió un olor nauseabundo que la cubrió durante meses y los lugareños la empezaron a llamar PLAYA LA GEDIONDA, por supuesto que se trató de la forma en que los paisanos de entonces y hasta los de ahora, usaban para referirse a hedionda. 2.- Don Román Juárez señala que el nombre le viene del hecho de que en esa playa, allá por los años de la Segunda Guerra Mundial, se estableció en ella un centro tiburonero, en el que el aceite se utilizaba para la industria bélica de los Estados Unidos y el proceso rústico del manejo de los animales, expedía un feo olor y de ahí el adjetivo de esa playa y, 3.- mi madre me contaba que en esa playa su compadre Teodoro Lara y su hijo, ahijado de mi mamá, Luis, tenían un centro tortuguero, desprendiendo el desperdicio de los quelonios el olor nauseabundo que generó el nombre ya referido.
¿Con cuál de las versiones nos quedamos? A mí me gustan las tres, ¿cuál es la verdadera? Quizá sólo una de ellas, o tal vez las tres, ya que no se contraponen, pero usted decídase por la que le guste, al fin que ahora ni huele feo y ni quien se acuerde ya de que así se llamaba esa playa.
PLAYA DON RODRIGO
La Playa don Rodrigo es una pequeña caletita de aproximadamente 350 metros de extensión y que se ubica en la zona de Ixtapa, cerca a la denominada Playas Cuatas, allá por el rumbo donde se encuentra el conjunto de condominios Punta Ixtapa, incluso uno de esos condominios se llama Don Rodrigo; playa que como casi todas las de esa zona, se convirtieron en privadas, ya que no cuentan con acceso público por vía terrestre.
Esta playa, al inicio del desarrollo turístico de Ixtapa llevada a cabo por Fonatur, no contaba con nombre que la identificara y fue que allá por 1975, año en que se construían los hoteles Presidente y Aristos y se abría la brecha de la carretera que conduciría a la zona de las playas que están frente a la Isla Grande o Ixtapa, cuando los directivos de Fonatur decidieron bautizarla con el nombre de DON RODRIGO.
¿Y qué Rodrigo mereció el honor de que una de nuestras playas recibiera su nombre? Algunos famosos han ostentado ese nombre: Rodrigo Díaz de Vivar, quien luchó contra los moros en la España del siglo XI; Rodrigo de Triana, quien el 12 de octubre de 1492, en el primer viaje de Colón a América, gritó: TIERRA A LA VISTA; Rodrigo, último rey visigodo de España, vencido por los árabes en el año 713 y por supuesto, el muy famoso, en mi casa, Rodrigo Campos Aburto. El honrado con ese hecho fue don Rodrigo Gómez y Gómez, destacado economista oriundo de Linares, N.L. (1897-1970) y quien fuera director del Banco de México desde 1952 y hasta su muerte acaecida en 1970. Señalemos que fue precisamente en el BANXICO donde se gestó la creación de FONATUR (sus antecedentes son Infratur y Fogatur) como órgano de gobierno encargado del desarrollo de los principales polos turísticos de nuestro país, incluido por supuesto Ixtapa.
Don Rodrigo Gómez (que así se le conocía) fue artífice de un envidiable periodo de progreso y estabilidad económica que se extendió de 1954 a 1970, como director de Banxico aplicó una política monetaria prudente que coadyuvó a obtener una estabilidad de precios semejante a la de E.U.A., logrando conservar un tipo de cambio fijo por muchos años ($12.50 por dólar).
En reconocimiento a los méritos en la economía de nuestro país y a su influencia en los mercados americanos, desde el año de 1970 los gobernadores de los bancos centrales de Latinoamérica establecieron el premio anual “RODRIGO GÓMEZ” para estimular la elaboración de estudios que tengan interés para los bancos centrales.
Así y sin que casi nadie lo sepa, incluyendo a nuestras autoridades municipales, aquí en Zihuatanejo se honra la memoria de este economista de aquellos viejos tiempos en los que nuestra economía era próspera y estable, sin contar con los vaivenes a que nos han acostumbrado los gobiernos neoliberales establecidos desde Luis Echeverría y hasta la fecha.
Por Rodrigo Campos Aburto
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