Durante el gobierno de Don Lázaro Cárdenas, de 1934 a 1940 (primero de 6 años), en el puerto de Zihuatanejo se llevaron a cabo 4 obras muy importantes:
La PRIMERA fue la pista aérea o Aeropuerto, que estaba ubicado entre el Colegio Bertha Von Glumer y el Hospital General. La pista era de tierra y tenía 30 metros de ancho por 800 metros de largo.
Fue construida por la partida militar y uno que otro vecino que se lo llevaban a trabajar a fuerza y sin salario. Desde mediados de los 40, aquella pista aérea empezó a tener movimiento. Recordamos a varios pilotos que hacían el servicio de taxi aéreo desde Uruapan y así conocimos a Picho, Enrique Cuahonte, Raúl Loperena, José Galicia, José Castañeda, Salvador Hernández, que era hermano de María Luisa y tenían una casa en el cerro de La Madera, donde en una ocasión estuvo hospedado el General Cárdenas. Recordamos aquel evento porque a los alumnos de la escuela nos llevaron a saludarlo. Estuvo en el viejo aeropuerto en varias ocasiones Don William Spratling, artista platero, volaba desde Taxco en su Piper Comanche; Don Carlos Barnard, empresario hotelero, a menudo nos visitaba en su avioneta desde Acapulco. También desde Michoacán, inició vuelos la línea aérea que se llamaba precisamente “Aerolíneas Michoacán—Guerrero”. El equipo de vuelo se componía de 2 aviones de dos motores color verde olivo y, creo que eran de la marca Beechcraft, cubrían la ruta: Uruapan-Acapulco y viceversa y, desde luego, hacían escala en Zihuatanejo. Cuenta la historia que en aquel pequeño aeropuerto a fines de 1940, arribó a Zihuatanejo el nefasto personaje y connotado “hijuepu” Maximino Ávila Camacho, Secretario de Comunicaciones y Obras Públicas y hermano incómodo del presidente Manuel Ávila Camacho. Es decir, fue el Raúl Salinas de Gortari de aquella época. Posteriormente en 1954, aquella pista de tierra se pavimentó y su longitud se prolongó hasta los 1200 metros; la nueva dimensión del aeropuerto permitió que Aerolíneas Mexicanas iniciara vuelos desde la Cd. de Mexico con aviones DC3. En ese lugar original, el viejo aeropuerto estuvo en operación hasta 1974;
en aquel año había iniciado operaciones el nuevo aeropuerto, ubicado en el ejido del Coacoyul, el nombre oficial que le dieron fue “Aeropuerto Internacional de Zihuatanejo”, así lo indica una placa colocada en un muro en el interior del edificio, que fue develada por Luis Echeverría.
A los turistas de Ixtapa no les gusto el nombre y lo cambiaron, le pusieron “Aeropuerto de Ixtapa–Zihuatanejo” o simplemente Aeropuerto de Ixtapa; sin embargo, como aquí en Zihuatanejo cada quien hace lo que quiere, los de Fibazi –para no quedarse atrás– en un pasquín que editaron hace algunos años (página 94), también participaron en el desorden y le pusieron “Aeropuerto José Azueta”, ¡cómo la ve!
La SEGUNDA obra de Don Lázaro Cárdenas en Zihuatanejo, en 1938, fue la construcción del primer sistema de agua potable. La fuente de abastecimiento era el acuífero del arroyo del Calechoso.
Zihuatanejo era una pequeña comunidad de apenas unas 400 personas. Todas las viviendas estaban dispersas frente a la playa principal. Ninguna casa tenía agua en su interior, sino que en algunos puntos de la playa se construyeron varios hidrantes o llaves de agua, para que la gente acudiera al hidrante más cercano con su olla, cubeta, o lata y ahí se abastecía de toda el agua que ocupaba. Recordamos que un hidrante estuvo ubicado en la zona donde hoy está el muelle de turismo, frente a la casa de don Tacho Castro; otro hidrante estaba frente a la casa de la Crom, hoy Casa Marina; otro estuvo junto al hotel Belmar, que estaba donde hoy está un estacionamiento; otro estuvo en la calle Juan Álvarez, frente a la casa de Doña Caritina Gómez; y el último hidrante y único que nos tocó ver funcionar, es decir, que cuando abrías la llave salía agua, fue el que estaba en el callejón que hoy se llama Hermenegildo Galeana, frente a la casa de don Ponciano Valencia. Cabe mencionar que había mucha presión y al abrir la llave, el agua salía de color blanco, con mucha fuerza y parecía que fuera leche, porque contenía mucha cal. Era agua de mala calidad y para tomarla había que hervirla.
La TERCERA obra de Don Lázaro fue la escuela primaria “Vicente Guerrero”, primera escuela a la que se le dio el estatus de rural federal y donde tantos chamacos y chamacas, tuvimos la suerte de aprender a leer y a nadar en el estero entre iguanas verdes y uno que otro lagarto y también nos tocó conocer a cada profe y profa, que pa’ qué les cuento.
La CUARTA obra de aquel gobierno de Cárdenas fue el edificio del Faro de Punta Garrobo, a la entrada de la bahía, que es y ha sido un punto de referencia muy importante para los pescadores locales y para el tráfico marítimo de altura. Hay que decirlo, por todo lo que hicieron en su momento, a don Lázaro y a don Benito siempre se les recordará. —Han sido los únicos–. ¡Así las cosas! (Auh in ye yuhqui)
Por Sige Amaro Juárez
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