Ixtapa-Zihuatanejo ha sido por muchos años el destino predilecto de los viajeros experimentados, pues además del sol perpetuo, las playas blancas y el oleaje tranquilo, es un escenario en el que la naturaleza conserva su encanto virginal y que se mantiene aislado de las grandes aglomeraciones.
Su mayor atractivo radica en que satisface todos los gustos: aquí se pueden hacer deportes acuáticos de lo más tranquilo a lo más extremo, degustar una gastronomía única basada en productos del mar, relajarse frente a un atardecer espectacular, dejarse llevar por una inquieta vida nocturna o gozar de todas las comodidades, siempre al servicio del descanso y la diversión.
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