He escrito en Zihuatanejo desde 1979, en aquel periódico tabloide llamado “La Crónica” de nuestro amigo Jorge Rendón (qepd), y por más que siempre hice, al igual que muchos otros escritores y periodistas, señalamientos serios de nuestro bello puerto, las cosas siguen al “ay se va”, y poco ha sucedido.
Luego entonces, ¿para qué tomarse la molestia de repetir y repetir las mismas cosas si estas no cambian? ¿Para qué hablar de compadrazgos, de amiguismos, de familiarismos, de compromisos pre establecidos, de corrupción, de desfalcos, de falta de interés y preparación de los que llegan al poder como tantos que pasaron por turismo y ni siquiera hablaban inglés o por educación y que nada de lo que dijeron, hicieron o como muchos otros que solamente estuvieron parasitando durante 3 años, rascándose las talegas?
De que en Zihua sigue existiendo la pobreza y hasta la miseria extrema aún más acentuada por falta de trabajo y atención a muchas comunidades que sobreviven en condiciones paupérrimas. De que la educación elemental sigue sin despuntar y con muchos niños que no van a las escuelas…
¡Noooo!…después de tantos años, ya me cansé de señalar anomalías que son ilógicas y que provocan que la ciudadanía no reciba los beneficios de las obras que se han hecho con las patas y por gente incapacitada o inexperta y sin ninguna supervisión profesional!
Mejor dejaré esto a los que crean, como yo lo creí, que las cosas cambiarían; que Zihua se convertiría en un desarrollo turístico de alto nivel como lo es Cancún y otros; de que estaríamos abarrotados de visitantes durante todo el año; de que quienes entraran al poder sabrían hacer lo mejor para promocionar el turismo ya que supuestamente para eso fue creado Ixtapa Zihuatanejo como un binomio turístico.
La industria sin chimeneas, que así se le llama a la industria turística, está totalmente abandonada por parte de las autoridades… si no fuera por los hoteleros que son quienes promocionan al turismo permanentemente y de manera interesada, y por los prestadores de servicios que arriesgaron su capital, esto sería un pueblo abandonado y fantasma.
Es triste ver que cada tres años la gente abriga ilusiones esperando que las promesas que los nuevos gobernantes hicieron en campaña sean cumplidas, para después caer en la tremenda decepción y vergüenza de haberse equivocado al haber creído en sus candidatos…
¡Todos están hartos de tantas promesas y falsos juramentos no cumplidos en 30 años!
¡Por eso es que, ya pa` que escribo!
Luis de Quevedo Jimènez
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