Cuantas veces al ver un payaso en la calle o en alguna fiesta, hemos llegado a pensar que se dedican a eso porque no tuvieron otra opción o porque no estudiaron y que ahí encontraron una manera de ganarse la vida “fácilmente”.
La realidad, es que si pensamos así estamos muy equivocados. Me di a la tarea de profundizar más en este tema y vaya sorpresa que me llevé, no es algo tan simple y sencillo, pues quien decide dedicarse a ser payaso, adquiere el gran compromiso de robarle sonrisas y carcajadas a personas que no conoce y que en muchas ocasiones, traen una carga emocional tan negativa, que el lograr que por un rato se olviden de sus problemas, casi resulta una misión imposible.
Para esto, los payasos utilizan rutinas, que a simple vista resultan sencillas, pero les platico que son artistas muy completos que tienen que tener una muy buena expresión corporal, saber tocar instrumentos, hacer malabares, magia, cantar, acompañar sus funciones con acrobacias, tener esa chispa tremenda que los ayuda a improvisar en situaciones inesperadas; aparte de muchas cosas más tienen que contar con una paciencia tremenda para convivir con una gran cantidad de niños que comúnmente en una fiesta traen la pila muy cargada y divertirlos haciendo de todo para lograr que se diviertan al máximo.
En la búsqueda de querer saber más sobre el tema, platiqué con alguien que sé que para la mayoría de ustedes es un rostro muy conocido y lo primero que te preguntas cuando lo ves es: “¿Y cómo le haces para pararte esos cabellos?” Creo que ya están imaginando de quién hablo y sí, es nuestro amigo MILO, un payaso que se ha convertido en parte de esta ciudad, ya sea que lo conozcan por su imagen diferente a los demás, o que reconozcan su gran trabajo y trayectoria, a los que les ha dedicado la mayor parte de su vida.
Pocos saben cuál es su nombre de pila, hoy se los presento, MILO es Miguel Tapia Álvarez, un jovencito que llego a esta ciudad cuando apenas tenía 16 años, que solo traía en su mano una maleta, con su maquillaje, vestuario y no podían faltar su par de zapatotes.
Inició trabajando en la cancha municipal, ¿cuántos recuerdan sus actuaciones ahí y el dolor de estómago que nos daba por tanto reírnos?, de ahí tiene grandes recuerdos y anécdotas y considera que fue una gran escuela para él haber iniciado en la calle,
pero no se conformó con ser un payaso a medias, aspiraba a más, así que empezó a preparase asistiendo a un sin número de congresos y convenciones en todo el país, con el único afán de ser mejor cada día y vaya que dio resultado, porque hoy por hoy, es reconocido como uno de los mejores payasos, no solo en la ciudad sino a nivel nacional y eso lo avala la gran cantidad de trofeos y reconocimientos que ha ganado.
MILO posee un estilo diferente, desde su manera de vestir, de maquillarse y de actuar, cuenta con un gran profesionalismo que lo ha empujado a aprender y presentar en su show un número con trompeta, malabares, cantar sus propias canciones hacer magia chusca, sin dejar por un lado el divertir a su público con cosas cotidianas y que a veces parecen simples, que vivimos todos los días, pero que él le inyecta su peculiar estilo y gracia, hace que terminemos viéndonos reflejados, pero de manera chusca y divertida.
Pero no solo tiene talento en los escenarios, también tiene una faceta que pocos conocen, es un excelente disfrazólogo, es decir, elabora cualquier tipo de disfraz y un muy buen maquillador de fantasía, ya sea niños o adultos, él sabe encontrar la fórmula perfecta para dejarlos satisfechos, además de hacer piñatas muy originales y elaborar un sinnúmero de accesorios o utilería de diferentes materiales, ya sea para su show o cualquier otro tipo de evento… Sin duda, no podemos dejar de reconocer que es un fuera de serie y que existe una
línea que divide a un profesional de un artista, MILO, con su trabajo nos demuestra el artista que es y que a partir de ahora, no sólo cuando vea a MILO o a otro payaso, no me quedará más que reconocer que son unos artistas muy completos y que le dedican mucho tiempo y dedicación para ser reconocidos. Como dije al principio, con esto nos queda muy claro, que hacer reír a las personas no es fácil y ser payaso es cosa seria.
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