Sólo tres calles te formaban
que sin remedio a la paya conducían
un puente de madera
que sin duda, era lo que más me atraía,
ni que decir del paseo del pescador,
la playa de Las Gatas, La Ropa o La Madera,
donde miles, juramos que nuestro amor
¡nunca muriera!
del muelle, que no diría, de ahí contemplaba
los bellos amaneceres, coplas gaviotas ponlos aires haciendo piruetas,
por la comida conseguir,¡como buen pescador!
enamorada con los atardeceres y…
contemplando al sol besar el mar,
con las embarcaciones,
¡como sacadas de una postal!
mi mente volaba, al divisar el ancho mar,
con los barco que de paso iban
o nos llegaban a visitar,
al final de la playa principal,
un arroyo de agua cristalina
entre mangles se deslizaba,
índolente, hasta la orilla del mar,
¡he ahí su terminal!
mientras las parejas entre piedras y arena,
solían noviar, con zapatos en mano,
la playa principal era su caminar,
mientras los pescadores ofrecen lo traído del mar,
ufff… de todo esto que hoy les cuento,
muy poco, o nada queda ya,
Zihuatanejo, en algo grande se convirtió,
ya no se contempla, lo que antes se menciono,
poco a poco la tradición se abandono,
las adopciones extranjeras las suplantó,
ya no miras a los viejos en sus hamacas
fumando puro o masticando tabaco,
mientras platica con su vecino,
¿ el puente de madera? también desapareció,
ya no están mas la redes tendidas en los patios
mientras los chiquillos tratan de ocultarse
al grito de madre, de ¡vengan a cenar!
mientras los olores llenan las calles
a pescado frito,
¡ya no estas más, mi viejo Zihuatanejo!
ah, como has cambiado,
para bien de muchos…
pero yo, te sigo extrañando…
Domy
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