Héroe de la gesta del 21 de abril de 1914 en el Puerto de Veracruz junto con un puñado de hombres del pueblo y los alumnos de la Heroica Escuela Naval Militar. Defendió con su sangre la dignidad y la soberanía nacionales, fue hijo del Comodoro Manuel Azueta Perillos y Josefa Abad; nació en el Puerto de Acapulco, Gro., el día 2 de mayo de 1895. Al ser trasladado su padre, por necesidades del servicio, al puerto de Veracruz, la familia establece su residencia en ese punto del golfo, habiendo cursado José, su instrucción primaria en la Escuela Municipal de Veracruz José Miguel Macías, en donde observó en todos sus cursos muy buena conducta, distinguida aplicación y notorio aprovechamiento. Contaba José Azueta con 11 años de edad cuando su padre, entonces Capitán de Navío, fue designado Director de la Escuela Naval Militar, por lo que junto con su familia ocupó la casa destinada al director de la escuela dentro del plantel citado. La convivencia con los cadetes de la naval y la carrera marítima de su padre lo hicieron sentir cariño por esta profesión, y en 1909 comenzó a asistir a las clases allí impartidas, aun cuando no de manera oficial. Con fecha 1o. de agosto de 1910, hizo llegar al Secretario de Guerra y Marina su solicitud de ingreso como alumno interno de la Escuela Naval Militar. José Azueta contaba entonces con 15 años de edad, el día 27 de agosto de 1910, por acuerdo presidencial, se le nombró alumno interno de la Escuela Naval Militar causando alta como tal con fecha 1o. de septiembre del mismo año. Un mes mas tarde, el 13 de octubre de 1910, el alumno José Azueta solicitó a la Dirección de la Escuela y a la Secretaría de Guerra y Marina el que se le concediera presentar sus exámenes correspondientes al primer año, en virtud de que se consideraba capacitado para ello, puesto que con anterioridad la había cursado como alumno externo, exámenes que se otorgaron sustentándolos satisfactoriamente.
Su vida en la escuela fue inquieta, pero siempre mostró un alto sentido de camaradería. Con frecuencia, por entregarse a sus propias inquietudes, no presentó satisfactoriamente sus exámenes lo que le valió algunos domingos de arresto. Otros le fueron suspendidos por hacer bromas a sus compañeros. Como parte de sus estudios navales hizo su primer embarco a bordo del velero Yucatán el 18 de junio de 1911, para desembarcar el 18 de agosto del mismo año. Su arraigado sentido de compañerismo le hizo violar los reglamentos escolares el día 5 de febrero de 1912, al introducirse al calabozo sin permiso para saludar a un compañero que por una falta a preceptos militares del plantel se encontraba sancionado. Esto le costó al cadete José Azueta un domingo de arresto.
El 16 de junio de 1912 se embarcó nuevamente para hacer su viaje de práctica, esta ocasión navegó a bordo del cañonero Morelos; el 14 de julio del mismo año transborda al cañonero Bravo para continuar su viaje de instrucción, el que terminó el 14 de agosto siguiente, desembarcando. Su tercera navegación de instrucción y práctica la efectuó en 1913, del 16 de junio al 31 de julio; este viaje lo hizo nuevamente en el velero Yucatán. En el año de 1913 reprobó algunas materias, lo que lo hizo sentirse deprimido ante sus compañeros, por lo que, con fecha 23 de noviembre de 1913 solicitó a la Secretaría de Guerra y Marina su traslado al Ejército como oficial de Artillería de la milicia permanente, solicitud que le fue contestada afirmativamente en diciembre 9 del mismo año, fecha con que causó baja como alumno interno de la Escuela Naval Militar y alta en la Batería Fija de Veracruz, con despacho de Teniente Táctico de Artillería cuya hoja de conceptos se llenó el 31 de marzo de 1914, señalando buena capacidad y aplicación, en tanto que en el valor quedo por acreditar.
A poco menos de un mes de distancia de haberse anotado en su hoja de servicios valor por acreditarse, el Teniente de Artillería, hijo de la Escuela Naval Militar, habría de asumir una actitud verdaderamente heroica que le llevó a figurar de manera permanente a lado de los más limpios héroes nacionales. José Azueta, como cadete de la Escuela Naval Militar y como oficial del Ejército Mexicano, siempre mostró un acendrado pundonor militar y elevado sentido de compañerismo. Esta vocación al servicio de la patria y su alto sentido de responsabilidad y compañerismo la puso de manifiesto en los acontecimientos ocurridos durante el 21 de abril de 1914 quién al enterarse de los sucesos que se desenvolvían en los muelles veracruzanos, sin titubear se dirigió a la Escuela Naval su alma mater. En la comandancia Militar ya no había nadie.
Registran las fuentes históricas que al dar comienzo la lucha por la defensa de Veracruz se instalaron 2 piezas de artillería, a espaldas de la escuela, tal vez para atacar la aduana marítima, de la que ya se habían posesionado los estadounidenses; baterías que no llegaron a disparar por ordenes de la comandancia militar, y fueron retiradas. En el mismo lugar se quedó una ametralladora al mando del teniente de Artillería José Azueta, quien, al retirarse la batería mencionada manifestó su deseo de permanecer allí. Este valiente joven que aun no cumplía los 19 años de edad cuando se sacrificó por su patria, en vez de evacuar la plaza con su batería, prefirió mantenerse con los alumnos de la Escuela Naval, de quien había sido compañero hacía pocos meses.
Al poco tiempo de iniciarse la acción algunos de los cadetes llegaron hasta el Comodoro Manuel Azueta, su padre, que se encontraba a su vez dirigiendo la defensa de la escuela, para avisarle que el teniente José Azueta se batía fuera de la escuela con una ametralladora que había sacado de las baterías, dirigiendo sus fuegos al enemigo, que estaba posesionado de la Aduana y barría esa calle –Landero y Cos– con el fuego de sus fusiles y ametralladoras, haciéndole notar que estaba desprotegido ya que se cubría por un poste de las instalaciones eléctricas. Sus compañeros, los cadetes de la naval, le lanzaron vítores, no sin dejarle de indicar lo peligroso de su situación, Azueta continuó su mortífero fuego contra el enemigo, a quien había ya causado varias bajas y obstaculizado el avance hacia el edificio.
Al percatarse José Azueta que desde allí no podía hacer buenos blancos en el invasor, se colocó a media calle, donde quedó completamente al descubierto; tomó esta nueva posición, pese a las protestas de sus compañeros, porque consideró que desde allí ofrecía mayor resistencia al invasor de su patria, no pasaron pocos minutos cuando fue herido en una pierna, por lo que quedó hincado; no obstante, continuó su fuego contra el enemigo, hasta que recibió nueva herida en la otra pierna, que lo hizo caer víctima de su amor por su patria, y de su arrojo. Las hemorragias le impidieron seguir la lucha. Inmediatamente su compañero de escuela Juan Castañón acudió a recogerlo para trasladarlo a un sitio protegido contra las balas del agresor. Desgraciadamente, en ese momento el Teniente José Azueta recibió una tercera herida. Conducido al Hospital de Sangre, y de allí a su casa, comenzó a ser atendido por uno de los mejores médicos del puerto. Su estado era sumamente delicado. El comandante de la flota estadounidense, Almirante Fletcher, que conoció de la viril actitud de José Azueta, envió a un cirujano a la casa de la familia Azueta para que atendiera al herido.
Azueta al darse cuenta de la presencia del médico pidió que se retirara inmediatamente de su hogar, prefiriendo morir a ser curado por el enemigo de su patria. El día 24, por acuerdo del Presidente de la República, el Teniente José Azueta fue ascendido al grado inmediato superior, expidiéndose despacho de Capitán Segundo Táctico de Artillería, por méritos contraídos en campaña. Pronto la nación premió sus servicios a la patria. Con fecha 29 de abril del mismo, y por su heroico comportamiento en el combate contra las fuerzas invasoras, le fue concedida la condecoración Segunda Invasión Norteamericana, medalla de oro. Más tarde el primero de mayo del mismo año, el presidente de la república dispuso se expidiera al Capitán Segundo de Artillería José Azueta la Cruz de Tercera Clase del Mérito Militar, por haber protegido la retirada de la Batería, manteniendo a raya a los invasores con el fuego de una ametralladora.
José Azueta falleció el día 10 de mayo de 1914. De este sensible fallecimiento el cónsul de los Estados Unidos en Veracruz, William W. Canada, informó al Comodoro Manuel Azueta, padre del defensor de Veracruz lo siguiente: “… con profundo dolor anuncio a usted que ayer a las cuatro y diez minutos de la tarde falleció su hijo José. El entierro se efectúa esta tarde. Acompañole en esta hora de supremo dolor…”
En ese mismo mensaje el Cónsul le ofreció al Comodoro Manuel Azueta las garantías y seguridad de entrada y salida a Veracruz, a fin de que asistiera al sepelio de su hijo; ofrecimiento que fue declinado. El sepelio de José Azueta se llevó a cabo el día 11 de mayo de 1914; asistieron más de diez mil personas pertenecientes a todas las clases sociales del puerto. Cuatro días después del deceso del héroe, por acuerdo presidencial, su nombre figuraría, en el Escalafón General del Ejército, entre los que han sucumbido en defensa de la patria, para honrar la memoria del distinguido oficial.
Elaboración por el Departamento de Historia y Vínculos Institucionales de la Coordinación de Investigación Académica del Centro de Estudios Superiores Navales de la Armada de México.
Fuentes empleadas: Mario Lavalle Argudín, La Armada en el México Independiente, INEHRM-SEMAR, 1985 y del mismo autor Memorias de Marina, tomo 1 y 2. SEMAR, 1991. Archivo General de la Amada, Expedientes de Personal Inactivo, Expediente de José Azueta Abad.
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