Nuestra experiencia profesional nos ha llevado a pensar que el trabajo del arquitecto consiste en reconocer y diseñar estructuras conceptuales (sistemas de ideas, necesidades y deseos) que pueden acabar teniendo presencia física (ciudades, paisajes, edificios, casas, muebles…) y que esta capacidad viene dada por una formación y una sensibilidad polifacética (científica, tecnológica, estética, ética o humanística), que nos permiten movernos con comodidad de lo concreto a lo abstracto y de lo material a lo inmaterial.
Este perfil mixto, es el que nos permite mirar las cosas con distancia, intuir las estructuras subyacentes y proponer, en estrecha colaboración con los que tienen el conocimiento específico (equipos multidisciplinados), nuevas formas de organización.
Esta mirada interdisciplinar transversal es necesaria en una sociedad como la nuestra, obligada a encontrar nuevas fórmulas para un contexto nuevo y complejo, cuya forma todavía no se percibe con claridad, pero que ya es plenamente vigente.
La lógica del proyecto arquitectónico consiste en mirar atentamente en torno para aprender y poner en cuestión contextos materiales o inmateriales, con el fin de llegar a un nuevo objeto de síntesis que aspira a ser una realidad mejor que la precedente.
CÓMO SER UN ARQUITECTO DEL SIGLO XXI
Una empresa de servicios profesionales tiene una serie de peculiaridades que la convierten en algo distinto de una empresa de fabricación de coches. Y si esos servicios son de Arquitectura, en ese caso, todavía se acentúa mucho más. ¿Debemos de preguntarnos en qué consiste la esencia de la profesión de arquitecto? Un arquitecto vende un servicio profesional.
El arquitecto, por su formación, es alguien que tiene capacidad de proyectar, de comprender solicitaciones o demandas, de solucionar la problemática generada por la situación de un lote, de incorporar un conjunto de dotaciones o instalaciones al edificio, etc. Y encima, debe hacer todo esto con sensibilidad y manteniendo un criterio estético. Todo esto se resume al decir que la principal virtud del arquitecto es su visión holística e integradora y que esa sea su principal capacidad.
Son tantas materias, solicitaciones, necesidades a integrar que hacen complicada la labor del arquitecto. La virtud está en el correcto equilibrio entre toda esa vociferante multitud de demandantes. Para hacer todo eso y para hacerlo bien hace falta un Arquitecto.
Desde la comprensión de su esencia, de su naturaleza especial, de su especificidad, debe nacer el nuevo arquitecto. Desde sus fortalezas debe resolver los problemas de la sociedad en la que le toca vivir.
¿Qué papel tiene la gestión de empresas? La gestión de empresas y en general el uso de herramientas empresariales es algo irrenunciable para el arquitecto del futuro. ¿Cualesquiera? ¿Todas valen? Sí y no.
Aplicar la ADMINISTRACIÓN a una empresa de servicios profesionales de arquitectura puede aportar beneficios, sí.
Si seleccionamos las herramientas de administración adecuadas a cada arquitecto o a cada empresa de arquitectura y lo hacemos desde la comprensión de la mentalidad del arquitecto y de la naturaleza de su actividad, entonces sí habremos comenzado el camino para ser el arquitecto del siglo XXI.
Por Arq. Oscar Igor Gutiérrez López
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