Corría el año 1961, era Presidente de la República López Mateos; en el Estado, desde el 5 de enero de ese año, Martínez Adame se desempeñaba como gobernador sustituto, dada la desaparición de poderes del Estado, derivada de la masacre ordenada por Caballero Aburto para dar fin al movimiento cívico estudiantil llevado en su contra. Junto con los poderes del Estado, todos los ayuntamientos fueron desaparecidos, excepto el de Taxco, en Zihuatanejo era Presidente Sustituto don Salvador Espino.
Durante el mandato de López Mateos se vivieron momentos de represión militar y policiaca, en 1959 se reprimió a los ferrocarrileros y a los pilotos adheridos a la ASPA; en 1960 a los sobrecargos aéreos; en 1964 a los médicos residentes del Hospital 20 de Noviembre.
El 23 de mayo de 1962 en Xochicalco, Mor., el líder campesino Rubén Jaramillo, junto con su esposa embarazada y sus tres hijos, fueron masacrados por el Ejército.
El 10 de septiembre de 1961 fue detenido en su domicilio de la ciudad de México el Gral. Celestino Gasca Villaseñor (participó en la Revolución, fue gobernador de Guanajuato, Senador de la República), acusado de pretender llevar a cabo un golpe de estado en contra del presidente López Mateos, para lo cual había organizado un grupo denominado FEDERACIONISTAS LEALES, formado por remanentes de la Federación de Partidos del Pueblo de México que en 1952 apoyaron al Gral. Henríquez Guzmán en su aspiración de ser Presidente de México.
Se dijo que en el domicilio del Gral. Gasca habían encontrado unas listas de personas de diversas regiones del país, quienes supuestamente eran simpatizantes del movimiento encabezado por ese General y así fue como se llevó a cabo la detención de muchos ciudadanos en varios municipios de México, tal como ocurrió aquí en Zihuatanejo, donde el 16 de septiembre de aquel año, se dieron los hechos de la aprehensión de la siguiente forma: en la mañana, temprano, inició el desfile cívico escolar, para conmemorar el inicio del movimiento de independencia, participamos estudiantes, vecinos de nuestro pueblo y autoridades civiles y militares, concluyendo el desfile en el Palacio Federal, hoy Museo Arqueológico de la Costa Grande, donde se efectuó una ceremonia cívica, había ahí un buen número de militares, a nadie le asombró su presencia, ya que generalmente así ocurría en esas fiestas.
Al final del evento, los soldados tenían rodeado el palacio federal y retuvieron a quienes aparecieran en una lista que llevaban exprofeso, al final del día quedaron retenidos varios vecinos y otros fueron traídos de sus domicilios, a todos se les remitió al cuartel militar que se ubicaba donde actualmente se encuentra el Restaurante Coconuts.
Los aprehendidos fueron los señores: AMADITO FERNANDEZ SEGURA (F), AMADOR CAMPOS IBARRA (MI PAPÁ) (F), DR. ARMANDO MORALES VALLEJO (F), BENJAMÍN ALVAREZ LANDA (F), ELÍAS RODRÍGUEZ OCHOA (F), FAUSTINO ACAMETIXTLA XINAXTLI (F) Y PABLO RESÉNDIZ NOGUEDA (F), personas ampliamente conocidas en la zona como gente de bien y sin antecedentes que los identificara como posibles alzados en contra del gobierno federal, si bien varios, entre ellos mi papá, eran simpatizantes del grupo de Los Cívicos, encabezados por Genaro Vásquez, grupo muy activo, casi un año atrás, en el movimiento en contra de Caballero Aburto.
Ese día también se llevó a cabo la detención de otras personas en las comunidades de Pantla y El Coacoyul, la cual se dio mientras participaban en jaripeos que se celebraban con motivo de las fiestas patrias, los llamaban por altavoz y al atender el llamado, eran tomados presos, nadie intentó darse a la fuga, lo que revela que ninguna participación tenían en el movimiento del Gral. Gasca.
De Pantla fueron remitidos al cuartel de Zihuatanejo las siguientes personas: BENITO MALDONADO ROSAS (ESPOSO DE UNA HERMANA DE MI PAPÁ), CUPERTINO (F) Y RUBÉN ABURTO AVILA (F) (HERMANOS DE MI MAMÁ) Y FLORENTINO VALENCIA BARRIENTOS (F). De El Coacoyul se detuvo a: FIDEL SOLÍS MAGAÑA (F), ISAÍAS CAMPOS SILVA, JESÚS GÓMEZ CAMPOS (F), JUAN AVENDAÑO, JUAN CANO (F), JULIO VILLAGÓMEZ (F) Y MI AMIGO RECIÉN FALLECIDO, LUCIO SOBERANIS ABARCA, quien vivía entonces en el pueblo de Miguelito.
Los inculpados permanecieron en el cuartel militar de Zihuatanejo hasta el 22 de septiembre, ahí fueron tratados con consideración, recibían visitas diarias de familiares y amigos quienes les llevaban comidas diversas, sin faltar el relleno de puerco de Chonita Orozco, esposa de don Benjamín Álvarez.
En mi casa, como en la de todos los demás detenidos, se vivían días de angustia y zozobra, se decía que los presos serían trasladados al Campo Militar Número Uno de la Ciudad de México, donde permanecerían años en la cárcel; recibíamos la solidaridad de la familia y de amigos, recuerdo la angustia de mis tías Tere y Juve, el apoyo moral del Prof. Ángel Solís, de nuestra querida vecina doña María Pérez, de don Juan Ayvar, de don Guillermo Leyva y su hija Gloria, siempre presente el cariño de doña Lupe Serna, cuya amistad con mis padres rayaba en lo fraterno.
El día que los detenidos fueron trasladados a Acapulco yo me encontraba en la escuela, cursaba el sexto de primaria, era la hora del recreo y mientras corría sobre unos muebles, la maestra Magui Martínez me dijo: “chamaco, tú andas brinco y brinco y a tu papá ya se lo llevaron a Acapulco”; sentí un gran desaliento y me parece que me fui a mi casa a buscar el consuelo de mi mamá. En el pueblo se juntaron familias y amigos a despedir con llantos y lamentos a los detenidos; don Salvador Espino dijo al militar que dirigía el traslado de los presos: “A USTED LO HAGO RESPONSABLE DE LA VIDA DE ESTOS HOMBRES”, quizá esa manifestación no sirviera de mucho, pero mostró la solidaridad de ese buen hombre que era don Salvador, con sus vecinos y amigos detenidos.
Los presos fueron subidos a un camión de redilas custodiados por soldados fuertemente armados, al pasar por Agua de Correa, el camión en que iban los detenidos, estuvo a punto de irse a un precipicio (ahí empezaban las curvas conocidas como los columpios), quedando el vehículo recostado en la carretera sobre su lado derecho, ninguno de los detenidos intentó salir del camión y ahí permanecieron un par de horas hasta que se activó el camión para seguir su viaje. Los detenidos tenían la orden de ir sentados en el piso del camión, sin poder levantarse. Un amigo de los detenidos me dijo que cuando pasaron junto a donde mi papá tenía una parcela sembrada de palmeras de apenas un año o dos, un soldado le ordenó que se sentara y mi papá le dijo que iba a ver su huerta porque quizá no volvería a mirarla, hecho lo cual, volvió a sentarse. Mi amigo Lucio Soberanis me contó que les era prohibido fumar y él tenía un vicio muy arraigado y al llegar a Tecpan, donde el camión hizo alto, le dio un billete a uno de los soldados que los custodiaban, para que comprara dos cajetillas de cigarros, una para el soldado y otra para él, lo cual con gusto realizó el militar que quizá era tanto o más vicioso que mi querido Lucio, quien ya pudo fumar el resto del camino.
Los detenidos llegaron por la noche a Acapulco, siendo concentrados en la zona militar, junto con personas detenidas de otras regiones del Estado.
En ese lugar los de Zihuatanejo recibían la visita diaria de don Mario Morales Vallejo, quien vivía en esa Ciudad y cuyo hermano, el doctor Armando, se encontraba entre los presos, él se encargaba de llevarles alimentos diarios, pagaban un peso por comida, también los visitaba don Román Lobato Palacios, quien trabajaba como gerente de un hotel y mostró su solidaridad con sus amigos y paisanos de Zihuatanejo.
En Acapulco el M.P. Federal les integró averiguación previa y los consignó ante el Juez de Distrito de Acapulco, acusándolos de traición a la patria y al no comprobárseles de ninguna forma dicho delito, el 5 de octubre de 1961 a las tres de la tarde salieron en libertad, después de veintiún días de permanecer detenidos, siete en Zihuatanejo y catorce en Acapulco.
La llegada de los liberados a Zihuatanejo fue el 6 de octubre, como a las tres o cuatro de la tarde, se bajaron del autobús, la primera que abrazó a mi papá fue su comadre Lupe Serna, quien con lágrimas en los ojos lo llenó de abrazos, besos y bendiciones, después mi mamá, mis hermanos y muchos amigos lo abrazamos y llegamos en grupo a la casa donde, al igual que en las de los demás liberados, se le recibió como verdadero héroe. En los días subsecuentes, mi casa recibió infinidad de amigos que iban a visitar a mi papá; mi mamá y mis hermanos muy contentos de tenerlo de vuelta con nosotros y la vida siguió su curso.
Por Rodrigo Campos Aburto
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