Paul Medrano
Julio Cortázar, uno de los escritores más importantes de la lengua española, murió hace 35 años en París, Francia (12 de febrero de 1984).
Cuatro años antes, en el verano de 1980, ya consagrado como uno de los autores más influyentes del mundo, disfrutó de una estancia de 53 días en los bungalows Las Urracas, en playa La Ropa, de Zihuatanejo.
El autor de Rayuela eligió este destino porque le permitía mantenerse alejado de periodistas e intelectuales de la época. Venía de una apretada agenda de presentaciones, lecturas y foros. Buscaba serenidad. Y vaya que la encontró.
La tranquilidad de La Ropa les permite dedicarse a leer y escribir. Pero también a disfrutar de unas auténticas vacaciones y de gin tonics. Un par de veces a la semana, viaja en taxi a Zihuatanejo para comprar provisiones. “A veces hay tormentas tropicales espectaculares y luego vuele un sol maravilloso, el mar se serena y podemos volver a nadar y tirarnos en la arena”.
En una de sus cartas fechada el 13 de julio de 1980, escribió de La Ropa: “Estamos en una playa bastante solitaria, pasando nuestras vacaciones con el hijito (Sthépane) de Carol (su esposa). El lugar es bellísimo y el mar azul y caliente, de modo que es perfecto para descansar y tostarse; falta nos hacía después de tantos viajes y tanto trabajo en París”.
En otra de sus misivas, indica: “En México, la pasamos muy bien, un mes y medio en una playa de Zihuatanejo que es un paraíso de tranquilidad, viviendo en un bungalow a orillas del Pacífico”.
A finales de ese año, en una carta a su madre, Cortázar le cuenta: “Te mando una foto del bungalow donde pasamos las vacaciones de Zihuatanejo, sobre la playa. Está tomada de espaldas al mar, y solamente se ve el bungalow, pero te dará una idea de la cantidad del flores y lo bonito del lugar. Verás también una hamaca en la que muchas veces dormimos grandes siestas”.
Actualmente, en los bungalows Las Urracas hay una placa de cerámica en la que se lee: “También aquí Julio Cortázar sembró letras y afecto”.
Producto de su estadía, escribe una suerte de diario llamado Cuaderno de Zihuatanejo, El libro los sueños. Se trata de un texto personalísimo donde Cortázar habla de “los sueños de esta temporada” y alude al libro de la geometría. Fue publicado por la editorial Alfaguara en 1997 en una edición no venal. Tristemente, es un libro muy difícil de conseguir. Una reedición, un monumento o un homenaje, saldarían la deuda que Zihuatanejo tiene con el cronopio mayor.
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