Recordamos que el edificio del Palacio Federal comenzó a construirse en el año de 1948, gobernaba al país la rata de Miguel Alemán Valdez, al estado Baltazar Leyva Mancilla, y Zihuatanejo era gobernado por un comisario municipal, que no recordamos su nombre —ya que políticamente pertenecíamos al municipio de La Unión—.
El constructor del edificio fue la empresa Méndez y Villela, que ya traía su planta de trabajadores, albañiles y peones, desde de Acapulco, sin embargo, también laboraron en las obras personas de Zihuatanejo, como don Faustino Acametitla y don Ranulfo Cortés.
Entre las personas que conformaban aquel grupo de trabajadores llegado de Acapulco, al término de la obra, hubo 2 que decidieron quedarse en Zihuatanejo, uno de ellos fue don Alejandro Maldonado Cuevas, ya fallecido y don Jesús Patiño Troche, quien actualmente vive con su familia en la zona centro. Cuenta don Jesús que la planta de trabajadores era de 20 a 25 personas y ganaban a la semana un salario de 50 pesos los peones y 100 pesos los albañiles, el dólar valía 8.50 pesos.
También nos cuenta don Jesús que durante la excavación para alojar la cimentación, en la esquina este, frente a la playa, se encontró gran cantidad de restos humanos; dicen que tal parece que correspondían a personas que fueron fusiladas en ese lugar en tiempos de la Revolución, por esa zona estuvo el primer panteón de Zihuatanejo.
Las dimensiones físicas del inmueble, son de 38 metros de largo por 22 metros de ancho. Todos sus muros, exteriores e interiores, se hicieron a base de mampostería de piedra pegada con mezcla de cemento-arena. La techumbre es a base de teja de barro recocido sobrepuesta en una estructura de madera de cedro, que antes abundaba en la región. Su planta arquitectónica contempla tres cubículos por un lado y tres cubículos por otro. Es justo reconocer que todos los albañiles que laboraron en la obra eran de primera ya que de inmediato se observa que el acabado de los muros de piedra es un trabajo excelente. Terminó de construirse 3 años después, es decir, hace 66 años. En el palacio federal de Zihuatanejo, como decíamos antes, existen 6 pequeños cubículos que eran ocupados; por el lado Este o del estero, estaban las oficinas de capitanía de puerto, oficina de pesca, oficina de correos; por el lado opuesto, estaban la oficina de aduana marítima, oficina subalterna de hacienda y oficina de telégrafos; también por algún tiempo estuvieron ubicadas en el palacio la oficina de migración y la oficina de zona federal. Todas ellas, ya lo decíamos antes, de carácter federal.
Mientras el inmueble operó como Palacio Federal, siempre tuvo – se puede decir—vida propia, siempre había gente que iba y venía. En todas las oficinas, pero especialmente en correos y telégrafos, siempre había movimiento de personas que acudían a esas oficinas a poner unos telegramas, o a depositar una carta, o recoger algún envío.
Al hablar del Palacio, no podemos dejar de recordar a dos personas que se convirtieron en iconos indiscutibles de aquel recinto federal; en la oficina de correos, don Mariano Palacios Soberanis, por mucho tiempo hasta su jubilación, entregaba cartas por aquellas calles precarias de Zihuatanejo. Con los telegramas hacía lo mismo don José María Abarca “Chemita”. A sus familiares, los saludamos con respeto.
Durante algún tiempo los espacios exteriores del recinto federal fueron usados para toda clase de eventos, como fiestas y bailes; los maestros de la escuela “Vicente Guerrero” a menudo usaban esos espacios para llevar a cabo las fiestas nacionales, como el día de la bandera, el día del soldado, 5 de mayo, 16 de septiembre, 20 de noviembre, etc.
Sin embargo, no siempre todo fue alegría o buenos momentos en el palacio federal; hay un evento negro y triste, que tuvo lugar precisamente como a las 2 o 3 de la tarde el 16 de septiembre de 1961. ¡Que no se olvide! (Ver destakados No. 87 y 88 de septiembre y octubre de 2013)
Terminado el desfile y reunido –en el Palacio— todo el pueblo de Zihuatanejo, que ya estaba listo para ver y escuchar el programa que los profesores habían preparado para celebrar la máxima fiesta nacional, en el momento más álgido, todo el inmueble, con todo el pueblo en su interior, incluyendo al presidente municipal don Salvador Espino, ante el asombro general fue sitiado por el glorioso ejército mexicano. Se cerraron todas las entradas y salidas y todo el pueblo de Zihuatanejo estuvo secuestrado por espacio de varias horas, hasta ya entrada la noche.
Al cabo de, aproximadamente, 6 o 7 horas se permitió salir a personas que lograban identificarse.
La razón de este acto por demás arbitrario, posteriormente trascendió; era que un General del ejército quería ser Presidente, a fuerzas, y encabezaba un movimiento rebelde en todo el país; su nombre era Celestino Gasca Villaseñor, gobernaba al país Adolfo López Mateos.
Los soldados, aprovechando el momento, habían llegado hasta el Palacio en busca de varias personas de Zihuatanejo que ya traían anotadas en una relación y que, supuestamente, apoyaban a este General rebelde en su movimiento, cosa que era totalmente falsa. En ese momento y en ese lugar, no había ninguna de las personas que venían en la relación; sin embargo, al día siguiente varias personas –todas conocidas y de buena familia- fueron detenidas en sus domicilios particulares y trasladadas al puerto de Acapulco, donde permanecieron apresadas por más de 20 días. Todavía hoy, comentan sus familiares los momentos de angustia y desesperación que padecieron.
Aclarado el entuerto, las personas detenidas obtuvieron su libertad y regresaron felizmente a sus hogares, pero el acto se había consumado… Al Generalazo Gasca nunca lo conocimos.
Transcurrió el tiempo y el Palacio pasó a ser obsoleto, todos los cubículos por su reducido tamaño ya no fueron aptos para alojar a las diferentes oficinas federales y éstas fueron abandonando el inmueble federal y, aprovechando esta circunstancia, el presidente municipal, el Lic. Gabino Fernández Serna, gestionó con éxito para que el inmueble multicitado pasara de propiedad federal a patrimonio de todos los Zihuatanejenses.
El convenio correspondiente se firmó el 22 de noviembre de 1988, y se publicó en el periódico oficial, el 7 de febrero de 1989.
Con todas las adecuaciones pertinentes que se le hicieron a aquel modesto Palacio Federal, o también llamado “La Casa de Piedra”, pasó a convertirse en el hoy flamante Museo Arqueológico de la Costa Grande, propiedad de todos los Zihuatanejenses. Inició actividades el 22 de mayo de 1992. Ese día el museo quitó las trancas a las puertas y las abrió de par en par a todo el mundo. Su primera directora fue la maestra Esperanza Mora Luviano.
Como un dato sumamente curioso, que vale la pena comentar: en el Palacio laboraron como burócratas 5 personas que, andando el tiempo, fungieron como presidentes municipales. El primero fue don Darío Galeana Farfán, quien fue capitán de puerto y presidente del consejo municipal en 1954. En la oficina subalterna de hacienda laboró don Ángel Deloya Cadena que le decíamos “Manach” o “Compachín”, este bonachón personaje fue presidente municipal en 1960. Fue capitán de puerto Don Jorge Bustos Aldana y presidente municipal de 1969 a 1971. Como jefe de la oficina de correos fungió don Gumersindo García Martínez, y fue presidente municipal de 1975 a 1977. Laboró como personal administrativo y capitán de puerto don Fidel Gutiérrez Gordillo y fue presidente municipal de 1981 a 1983.
Para concluir, hacemos un llamado a las autoridades municipales para que impulsen y le echen ganas al asunto de la cultura. Hay que tratar de enriquecer el acervo del Museo Arqueológico de la Costa Grande, vamos a tratar de salvar a los jóvenes. Consideramos que el tema de Álvaro Saavedra Cerón, los piratas y el galeón de Manila, puede ampliarse. La cultura también es turismo. ¡¡Así las cosas!! (auiyuhqui)
Por Sige Amaro Juárez
Comentarios acerca del post