La gente castellanizó su nombre, y le decían Juan Wenver, o simplemente Wenver. Fue un personaje misterioso y extraño de procedencia Alemania, que llegó a la región de Zihuatanejo mas o menos por el año de 1941, en tiempos aún de la segunda guerra.
Era de uno 35 a 40 años, alto, pelo rubio, ojos azules, un autentico teutón, vestía siempre con short color beige, a menudo sin camisa y siempre tenía en alguna de sus manos, una tasa de café; hablaba un español “golpeadón”, como alemán que era, pero entendible aunque desde luego con algo de acento; condescendía con toda la gente.
Juan Wenver, vivió por algún tiempo, en la casa Ávila, aquel precario Hotelito, que ya existía en Zihuatanejo, cuyas camas eran catres de tijera y lona que se les colocaba un pabellón de tela ligera y transparente para protegerse de los zancudos que abundaban a lo cabrón; por las noches la iluminación era a base de quinqué de petróleo morado y lámpara Coleman de gasolina blanca; este tipo de combustible, lo vendía en su tienda, Don Salvador Espino, que le llegaba vía marítima desde Acapulco, regularmente, en los barcos el Oviedo, y el María Martha, que durante algún tiempo su capitán fue Don Julio Diego.—
Cuando Wenver, llegó a Zihuatanejo, la gente lo miraba de una manera rara por que no realizaba ninguna actividad propia de un turista clásico; que ya se va a pescar, o se mete al mar a nadar, en fin, Wenver, andaba en otras ondas; era una persona muy activa, fue vendedor de queso y de maíz; curtía pieles para sacar correas y hacer huaraches, curaba a las gentes. (información proporcionada por Chana). Se construyó una casa de material, en el cerro de La Boquita. Parece que fue la primer casa de ese tipo que hubo en Zihuatanejo. El 20 de Febrero de 1943, Wenver ya vivía en esa casa y tal fecha no se olvida, por que ese día hizo erupción por primera vez, el volcán Paricutín en Michoacán y hubo temblor fuerte en Zihuatanejo. Al poco tiempo En 1945 ó 1946, Juan Wenver, se abrió de capa, y de manera franca, se puso a construir lo que seria un taller de carpintería y un astillero, y en ese mismo lugar, instaló la primer planta para generar energía eléctrica con el fin de abastecer de ese servicio básico a la pequeña comunidad de Zihuatanejo, cuya población no rebasaba los 1200 habitantes. Tal servicio, se proporcionaba de 7:00 pm, a 11.00 pm y el costo era del orden de $ 7.00 pesos al mes. Las instalaciones estaban ubicadas frente a la Playa Principal, en las áreas que hoy indebidamente ocupa la Armada (o la Marina) desde hace mas de 50 años.
Para iniciar las actividades en el pequeño complejo industrial, Juan Wenver, contrató en Acapulco, a don Baldomero Reyes, (Don Baldo) maestro carpintero de “rivera”, es decir especialista en construir embarcaciones, y al carpintero ebanista Don José Navarro Gómez, que ya le llegó a los 90, actual dueño del Hotel Maris, ubicado en el Paseo de La Boquita.—Llegó de Michoacán, a trabajar en el astillero Elidió Velázquez alias La Changa, así le decían, También de Michoacán, de Arteaga, concretamente llegó el consumado maestro carpintero, Don Daniel Cárdenas. Y de aquí de Zihuatanejo, ingresaron a trabajar como aprendices y tirabasura, varios muchachos conocidos de los cuales recordamos a: Ángel Tellechea (Chamberina), Amado Sotelo, Belisario Rodríguez, Faustino Meza, (Hijo de Chebo Meza), Germán Lara (El Bacalao), Pio Lara; había un muchacho que le decían Lólis, y otros que de plano no los recordamos. Se encargó de la operación de la planta de luz, y ocasionalmente la hacía de chofer el buen amigo Don Román Lobato.—Juan Wenver, usaba para movilizarse un jeep y una pequeña avioneta.
Las actividades del astillero, se iniciaron con Don Baldo al frente y el proyecto inmediato, fue la construcción de una lancha. Toda la madera necesaria se obtenía en el vecino poblado de Agua de Correa, donde abundaba el cedro rojo y la parota. Transcurridos unos 6 meses aprox., aquel proyecto de lancha cobró forma, se terminó en su totalidad, y fue botada al mar y se le puso por nombre: «La Cruz del Sur» tenia de longitud o eslora, entre 8 y 10 metros El primer y único capitán de la Cruz del Sur, fue Don Domingo Vargas, el marinero y encargado de la maquina, era Don José Lobato.— Recordamos que en un viaje a la Isla de Ixtapa, la embarcación tuvo problemas con la maquina, que desde luego no pasó a mayores pero la chusco de lo sucedido, motivó que un empleado de la aduana para recordar aquel evento, le compusiera un corrido que nuestro amigazo del alma Chamberina, con su guitarra, lo cantaba ocasionalmente. No había pasado mucho tiempo, cuando se inicio la construcción de otra embarcación del mismo tipo, aunque de dimensiones menores; se botó al mar, y fue bautizada con el nombre de Orión. Hay que dejar bien claro, que estas dos embarcaciones; La Cruz del Sur y el Orión, fueron toda la producción naval que hubo en el astillero. También se construían principalmente para llevar a Acapulco, sillas, sillones catres, sillones de playa y todo tipo de muebles. Era por el año 1947 ó 48, y empezaba el gran auge turístico de Acapulco.
De súbito, Wenver, desmanteló todo; primero fue al astillero y después el taller de carpintería, los trabajadores fueron liquidados, algunos ya habían aprendido la carpintería, y continuaron trabajando por su cuenta.
La planta de luz, se la vendió al General Ignacio Flores Palafox, que continuó por algún tiempo abasteciendo del fluido eléctrico a la población.- Al poco tiempo, el general que ya era un anciano, vendió la planta de luz, a una sociedad formada por: Don Alberto Castro, Don Julio Diego y Don Fernando Jiménez (Puntarena), y de esa forma, se continuo suministrando el servicio. Desde que vendió la planta de luz al General Flores Palafox, Juan Wenver, desapareció de Zihuatanejo, a nadie le dijo nada, de nadie se despidió: por mucho tiempo no se supo de él; se llegó a saber, que a principios de los 70’s, lo vieron allá por la Barra de Tecuanapa, en la Costa Chica, y finalmente se supo que se estableció en la Costa de Oaxaca, en un lugar llamado Río Grande, que está ubicado como a 50 kilómetros antes de Puerto Escondido; en aquel lugar adquirió tierras y se dedicó a la siembra de cítricos, principalmente limones. Toda esta información la obtuvimos merced a que por compromisos de trabajo, nos tocó conocer esa zona de la costa de Oaxaca, y con sorpresa escuchamos historias de Juan Wenver; y concluimos: ¡Es el mismo Wenver de Zihuatanejo! De esa manera nos enteramos que Wenver tuvo varios accidentes en su avioneta, en la zona de Chacahua, Oax., que es hoy una área de reserva ecológica protegida por sus grandes extensiones de lagunas, cocodrilos y manglares.
Tuvimos la suerte, de ser amigos del maestro carpintero Don Daniel Cárdenas, que fue trabajador de Wenver, y además era nativo de Arteaga, Mich., y tuvo a bien platicarnos que en aquella población Michoacana, conoció y vivió el señor Otto Wenver, padre de Juan, y que ésta persona tomó la difícil decisión de suicidarse cuando Alemania perdió la guerra en 1945. De tal manera, que concatenando las situaciones: El suicidio de Otto Wenberg, en Arteaga, Mich., y la permanencia de Juan Wenver en Zihuatanejo, y los negocios que emprendió como las embarcaciones que construyó y nunca navegaron, nos remite a la conclusión que tanto Juan Wenver, como su padre Otto, llegaron por estos lugares del Sur del país, no por casualidad sino por una razón clara y especifica: Realizar trabajos de espionaje para su país la Alemania nazi de Hitler, con la anuencia del gobierno de México.
En la población de Río Grande, Oax., Juan Wenver, rindió tributo a la madre tierra; murió a finales de los 80’s, o 90’s.- En ese lugar casó y tuvo descendencia, ya que en la zona centro de Rio Grande, hay una tienda de ferretería atendida por dos personas varones, ya adultos, parecidos al padre, altos, güeros, hijos sin duda de nuestro personaje Juan Wenver, que junto con el anciano Otto su padre, murieron muy lejos de su tierra defendiendo un ideal que, chueco o derecho, pero era muy su ideal. ¡Así las cosas! (auh in ye yuhqui)
Por Sige Amaro Juárez
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