Y para no hacer cuento largo, es mi primer intento de novela; yo lo llamo intento porque no me creo el literato aquél, muchos me dicen quesque soy poeta, pues que me digan ellos, yo solo digo mis pensares. Del pescador de historias: Toño Urbina.
Y hago y escribo lo que puedo hacer sin pretender copiar a nadie. Que tengo influencias, sí, trato de no imitarlo; sí me fijo en la forma que tiene de escribir García Márquez, para mí es el padre de la descripción.
Creo que es por ahí el asunto de lograr que se interese el lector por la lectura. Empiezas a escribir de lo que sea, una montaña, una mujer, el sufrimiento mismo. En especial esta novela, “Cuando el Sol Moja”, se desarrolla en una de nuestras comunidades de Guerrero, donde no deja de aparecer por ahí el cacique, el jodido en extremo, el que tiene tantita lanita y, ahí más o menos la lleva. Dentro de la novela manejo cuatro historias que, al final de cuentas, vienen a terminar en una sola. Es una novela real porque tiene mucho de mi infancia, porque yo vengo del surco, desde los diez años. Yo vengo del campo, a mí no me van a contar nada de cómo sembrar, de cómo cosechar ni nada de eso, y eso fue cosa que yo empecé a hacer desde muy niño. No soy el clásico que dice que viene desde abajo, no, no… Si tú vienes de abajo, yo vengo de más abajo y no es un decir, la prueba está en que tengo sesenta años y estoy casi igual, sano gracias al trabajo.
Escribo desde muy joven, pero no había publicado porque tenía hijas que mantener y mandar a la escuela, estaba eso primero. Pero por eso ahora todavía tengo unos cuatro escritos más que publicar. No escribo algo así como “qué bruto, parece que los copia”, sino que es trabajo que ya tenía escrito hace tiempo, tengo el montón de cuadernos Scribe en blanco y el rollo de plumas Bic, “la que no sabe fallar”, y un callo en el dedo de tanto escribir en el cuaderno. La primera canción la escribí antes de cumplir trece años. Pues tienes que andar en el surco desde que el Sol sale hasta que chilla la brasa, eso te empapa de sudor, y a fuerza te moja.
No tiene nada de raro, eso es “Cuando el Sol moja”.
Esta novela corta me dio mucho trabajo; para empezar, los personajes centrales son el abuelo y su nieto, tiene mucho de real y, por otro lado, les menciono un comentario que un profesor me hizo una vez, (cuando lo invite a la presentación de mi libro). Me dijo: “yo no entiendo lo que escribes, pues escribes puras groserías”. Defendiéndome, yo digo que las groserías las justifico, le digo: “¿Ya leíste Cuando el Sol Moja?”, me dice que no. Le digo: “te lo recomiendo, te lo voy a regalar, aquí no encuentras una grosería”.
La historia la narra el niño y él jamás escuchó una mala palabra de su abuelo. El abuelo, a pesar que al leer tartamudeaba, era muy asiduo a la lectura y tenía un conocimiento increíble. Entonces el mensaje es porque estamos en la creencia de que los niños van a la escuela a educarse, no, los niños tienen que ir educados a la escuela a aprender.
En la escuela no enseñan chingaderas, las aprenden en la casa. Entonces aquí el nieto no dice una sola grosería porque jamás las escuchó de su abuelo. Y el interés por la tierra y no deforestar lo aprendió el niño del abuelo. Hubo dos cosas que me preocuparon; una, los diálogos entre el abuelo y el nieto. Yo estaba escribiendo, inventando la historia pero me ponía a llorar del amor que tenían el abuelo y el nieto, y me dije –espérate tantito pinche Toño, te estás volviendo loco- y le paraba. Tienes la oportunidad de ver a los personajes, de visualizarlos. Otro problema que se presentó fue cómo matar dentro de la novela al abuelo, que es un personaje bueno, pues al malo indudablemente es más fácil darle callo. Cuando escribo es muy interesante, yo digo que me encapsulo y, si suena el teléfono o los gatos tiran la olla de los frijoles de la estufa, yo no escucho, yo estoy metido en la historia. A mí me dice mi mamá: “oye te estuve llamando toda la tarde”, y le digo: “ah, pues de seguro estaba escribiendo”. Yo escribo una historia cuando me cae el veinte, tengo que esperar a que me caiga la historia, a que me caiga la idea. No digo “voy a escribir esta vez una historia de pelícanos o de la Isla del diablo”, no, no. Debo espera a que me caiga la idea.
Y así, TOÑO URBINA espera seguir brindándoles a todos ustedes, sus lectores, nuevos libros para compartir. Ya nos dio antes de éste el cuento de “FELIPA”, “POEMAS, CUENTOS Y SUEÑOS COSTEÑOS” y “QUERER VIVIR DEL CUENTO”, a la venta en El Jardín del Arte en la Playa Principal, donde puede autografiártelo él mismo, o en la librería La Vaquita.
~Consume cultura hecha en Zihuatanejo, hagamos de la lectura un placer~
Por Julio Wong
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