Al menos 50 personas murieron cuando el domingo un hombre abrió fuego contra la multitud que asistía a un concierto en Las Vegas, en lo que se considera ya uno de los tiroteos más sangrientos ocurridos en las últimas décadas en Estados Unidos.
El autor de la matanza, identificado como Stephen Paddock (64 años) y quien luego se habría suicidado, disparó desde el piso 32 del hotel Mandalay Bay, ubicado en la avenida central Strip, donde miles de personas asistían al cierre de un festival de música country.
“Estamos calculando más de 50 muertos y 200 heridos a este punto”, dijo el lunes temprano el sheriff Joseph Lombardo en un balance temporal de muertos y heridos.
Poco después, la policía precisó que en total 406 personas fueron hospitalizadas tras el hecho.
Las circunstancias del tiroteo, registrado pasadas las 22H00 locales (05H00 GMT), aún son borrosas y los motivos del atacante desconocidos.
Ningún grupo asumió autoría y por lo pronto lo manejan como un caso de “lobo solitario” y descartan otros atacantes.
El presidente Donald Trump envió sus condolencias a los familiares de las víctimas de este “terrible” hecho.
Paddock, un hombre blanco que vivía a 130 km de Las Vegas, no tenía antecedentes penales. La policía interrogó a la compañera de piso del atacante y descartó que estuviera relacionada con el incidente.
El cantante Jason Aldean, que logró escapar, estaba en el escenario cuando se escucharon las primeras ráfagas de disparos. A los pocos segundos dejó de sonar la música, según un video divulgado en redes sociales.
En un video se oye a una mujer decir “abajo, mantente abajo” justo después de que la música cesara y un clima de total confusión se apoderara del lugar. Unos 46 segundos después, disparan de nuevo.
La policía observó el destello de las detonaciones y envió inmediatamente oficiales arriba. Una vez allí forzaron la puerta con un artefacto explosivo, según se informó.
En un principio la policía dijo que el hombre había muerto al enfrentarse a los agentes, pero luego informó que se habría suicidado momentos antes.
El sheriff adjunto, Kevin McMahill, también señaló que el atacante tenía al menos ocho armas de fuego en el lugar.
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